¿Para qué ir hasta el baño cuando puedes cambiar el pañal de tu bebé en la mesa del restaurante?
Los padres de los niños que dejaron así un pasillo de la juguetería deberían sentirse muy avergonzados.
La "señorita" no quería lastimarse las rodillas, así que usó panes para ponerse cómoda y elegir el que se llevaría a casa.
Ahora imagina pasar así un viaje de 16 horas.
Si tus manzanas te saben un poco raras, ahora sabes porque.
No sabía que había asientos exclusivos para los pies en el metro.
¿Te costaba mucho dar esos dos pasos hasta el bote de basura, campeón?
Mientras la bendición hacía esto con los saleros del restaurante, su mamá estaba pegada al celular.
El vecino del 111B paga $125 dólares al mes por tener un lugar de estacionamiento. ¿Puedes respetar su lugar?
Era el único ventilador en toda la sala y esta señora decidió usarlo para refrescarse allá abajo.