A primera vista, nadie pensaría que se trata de un husky.
Tuvieron que ponerle un bozal para evitar que se lastimara aún más.
Lo primero era bañarlo y quitarle las pulgas...
Tuvo que despedirse de su pelaje, para ayudar a la cicatrización de sus heridas.
Unas semanas después de que fue rescatado, ya lucía mucho mejor.
Su cambio ha sorprendido a todos...
Este husky ahora está feliz y lleno de energía.
Con un poco de amor y voluntad, pueden suceder grandes cosas.