La película Bohemian Rhapsody nos ha confirmado que Freddie Mercury era una especia de prisma, un hombre con muchas caras y ángulos en los que se puede profundizar. Sabemos que era un genio de la música, de su relación con Mary Austin y Jim Hutton, pero poco sabemos de algo vital: su familia.
En la familia Bulsara son parsis, seguidores de Zoroastro, al que se considera el primer profeta de la historia. En ese círculo creció Farrokh, el hijo mayor de Jer y Bomi Bulsara, quien tuvo que trasladarse a África a causa de su trabajo como cajero de la Secretaría de Estado para las Colonias.
A temprana edad se notó que la personalidad de Mercury no encajaba en el conservadurismo del culto. Freddie estudió desde los ocho años en internados británicos de la India y a los 12 años de edad fundó su primera banda, pero tres años después, Tanzania se declaró independiente y la familia Bulsara se trasladó a Reino Unido.
Para sus padres y su hermana Kashmira, este cambio de país fue traumático, pero no para Freddie, quien descubrió que Reino Unido a mediados de la década de los 60, era perfecto para sus intereses musicales.
Durante una entrevista para el Daily Telegraph, la señora Jer Bulsara explicó: “la mayoría de nuestra familia eran abogados o contables. Pero Freddie insistía en que él no era lo bastante listo y que lo que quería era bailar y cantar. Mi marido y yo pensamos que era una fase y confiábamos en que pronto entraría en razón y regresaría a estudiar cosas serias. Nunca ocurrió”.
En Bohemian Rhapsody vemos que la relación de Freddie con sus padres no es mala, pero es un poco tensa, ya que no “cumplía” con lo que ellos deseaban para el futuro de su hijo que, incluso, cambió su nombre de Farrokh Bulsara a Freddie Mercury.
Su padre estaba en cierta medida incrédulo de que Freddie lograría algo en la música, pero cuando sucedió, su mamá y papá fueros las personas más orgullosas en la vida. Jer y Bomi Bulsara trataban de asistir a la mayoría de los conciertos de su hijo, pero paradójicamente no estuvieron en el Live Aid, el 13 de julio de 1985, la presentación en la que Mercury sacudió al mundo.
Jer contó que tuvieron que verlo a través de la televisión, y que ella se sentía muy contenta de ver lo que había logrado su pequeño. “Mi esposo se volvió hacia mí y dijo: 'Nuestro muchacho lo ha hecho'”.
La cultura de la familia Bulsara era recta y Freddie lo sabía. Fue por ello que el cantante de Queen mantenía una estricta separación entre su trabajo, su hogar y su vida. La gran incógnita es el tema de la homosexualidad, ¿lo habló con sus padres o no?
En Bohemian Rhapsody vemos a Freddie junto a Jim Hutton en la casa de sus padres. Frente a ellos le toma la mano a su pareja y después de unas nostálgicas miradas, el cantante y su padre Bomi se despiden con un cálido (y muy esperado) abrazo.
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Sin embargo, de acuerdo con su madre, Jer, él jamás habló de su bisexualidad en casa o de que estaba muriendo de Sida. “Ni cuando estuvo muy enfermo; evitaba ciertos temas para protegernos. Hoy habría sido diferente, pero entonces le habría resultado muy difícil contárnoslo, y nosotros lo respetábamos”.
Freddie Mercury murió en 1991 y su testamento ordenaba que la mitad de sus riquezas se repartieran entre sus padres y su hermana; su entonces pareja Jim Hutton; su cocinero Joe Fanelli; y su asistente, Peter Freestone. La otra mitad, más de 8 millones de libras, además de su mansión en Garden Lodge y los derechos de autor de sus canciones los dejó a Mary Austin.
Tras el fallecimiento del vocalista de Queen, el matrimonio Bulsara se mudó a Nottingham, donde su otra hija, Kashmira, vivía con su esposo Roger, para poder estar cerca de su nieto Jamal.
Bomi Bulsara murió en 2005 a la edad de 95 años, y Jer, el 13 de noviembre de 2016 a la edad de 94 años.
Con información de El País, Nuevo Día y BioBioChile
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