Vivir en la Ciudad de México es muy distinto a visitarlo en plan turístico. Luego de un tiempo te darás cuenta que tendrás que cambiar de hábitos con tal de sobrevivir en esta jungla de concreto. El transporte, la alimentación y la vivienda tienen su dinámica particular en esta ciudad con más de 8 millones de habitantes.

A pesar de ser un pequeño punto en el mapa, una vez dentro del Distrito Federal verás que se trata de un espacio enorme, aparentemente infinito y que parece cambiar en cuanto te das la vuelta. Con el tiempo irás adecuándote a la ciudad y a sus habitantes, sortearás como si nada los ríos de automóviles y, en los días claros, te maravillarás de las montañas y volcanes que rodean la ciudad. Incluso con algo de suerte, podrás llegar a querer esta enorme y problemática ciudad.

Para que los cambios no te tomen desprevenido, en te compartimos estos tips para prepararte para lo que te espera:

1. Cuidado con el sonido de la ciudad

Como toda gran urbe, el DF es un lugar ruidoso. Si te mudas cerca del aeropuerto te acostumbrarás a la idea de que grandes aviones pasan por encima de tu cabeza con el estruendo de sus motores que esto conlleva. Las avenidas te demostrarán que hasta de madrugada camiones y automóviles transitan por las arterias de la ciudad.

Vete haciendo a la idea de que tendrás que ir creando resistencia auditiva a los vendedores ambulantes, las consignas de las marchas y la sinfonía de cláxones cada que hay embotellamiento. En los mercados, tu fisonomía será ignorada e invariablemente serás llamado güerito(a). No será raro que el fin de semana una grabación repetida por toda la ciudad te invite a comprar tamales oaxaqueños o a vender tus estufas, lavadoras, microondas o algo de fierro viejo que tengas.

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2. Cuidado con la comida

Definitivamente no visitarás restaurantes gourmet todos los días. Pronto conocerás las maravillas culinarias de la ciudad: las fondas te recordarán el calor humano de la comida casera y las garnachas te harán dudar sobre si debes redefinir el concepto de gourmet a nivel mundial. Más allá de las quesadillas sin queso, la ciudad te hará redescubrir aquel órgano que tienes detrás de los dientes. Pero ten cuidado, siempre puedes pescar una infección horrible si te confías demasiado.

En los mercados no te faltará nada. Te recomendamos que no te cases con uno solo. Es muy probable que en ese que está a tres cuadras algunas cosas estén a mitad del precio que ese que se encuentra en la esquina. Uno de los misterios de la economía local.

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3. Cuidado con el tránsito

En el Distrito Federal redescubrirás el significado de la palabra tránsito. Si no preparas con anticipación tus traslados puedes tardar dos horas o más en llegar a tu destino. Por supuesto que esto puede mitigarse si te mudas a un lugar céntrico o cercano a tus actividades diarias. De lo contrario, olvídate de la puntualidad.

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4. Cuidado con el transporte público

Los millones de años de evolución y las reglas de la física (todo ocupa un lugar en el espacio) desaparecen repentinamente cuando el convoy del Metro se detiene en una estación en hora pico. Aprenderás a sobrevivir en las condiciones inhumanas que llegan a ocurrir en la gran variedad de opciones de transporte público que tiene la ciudad.

Cuando las puertas se abran te verás atrapado en una estampida humana en la que deberás probar tu equilibrio y fuerza. Si pensaste que fue difícil entrar, pronto descubrirás que debes aprender trucos de escapismo que el mismísimo Houdini envidiaría por lo difícil que es bajar en la estación que te corresponde. El mejor consejo de todos: ten tus pertenencias a la mano y bien protegidas. Aquí abundan los amantes de lo ajeno.

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5. Cuidado con dónde vas a vivir

Te preguntarás: ¿dónde me conviene vivir si me mudo al DF? No existe una sola respuesta correcta, dado el tamaño y densidad de la ciudad, las opciones dependen mucho de tus posibilidades económicas, gustos, intereses y del lugar en el que se desarrollarán tus actividades diarias, pues no querrás ocupar dos horas de ida y vuelta de tu trabajo o escuela a tu casa diariamente.

Si decides vivir en la zona centro tendrás una ventaja frente al resto de los habitantes de la ciudad y es que estarás a la mitad del camino de casi cualquier punto del DF. El centro es ideal para trasnochadores o fanáticos de visitar parques y cafés. Lo malo es que al tratarse de una zona muy transitada, la calma será poca.

La zona norte, por su parte, cuenta con la ventaja de precios de compra y renta relativamente bajos, además de que cuenta con muchas de las colonias más antiguas del Distrito Federal. Por otro lado, aquí se encuentra también la delegación Azcapotzalco, que poco a poco ha ganado auge inmobiliario por sus espacios e infraestructura.

La zona sur es ligeramente más cara, aunque cuenta con climas frescos y lugares emblemáticos como el lago de Xochimilco y Ciudad Universitaria, la zona de Coyoacán para los entusiastas del café y opciones de transporte como el tren ligero.

La zona poniente se caracteriza por contar con muchas de las zonas más exclusivas del DF. La ventaja es que cuenta con extensas zonas de oficinas, por lo que si trabajarás cerca, tal vez te convenga considerar esta zona.

Por último, la zona oriente ofrece muchas de las colonias más accesibles y tradicionales de la ciudad. Cuenta con puntos emblemáticos como el Foro Sol o el Palacio de los Deportes, y los precios son considerablemente más bajos que en otras zonas.

Vivir en DF no es una elección que debas tomar a la ligera. Al llegar te sorprenderás con su inmensidad. Cada calle, colonia y delegación tienen un aire único e irrepetible. Te sorprenderás cuando descubras que en la ciudad hay barrios mágicos con tradiciones campiranas, agricultura, lagos, monumentos y zonas protegidas. Cada una de las 16 delegaciones parece una ciudad distinta y esconde misterios que pocos llegan a conocer por completo.

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