La Selección Mexicana ha estado muy cerca del anhelado ‘quinto partido’ en un Mundial. No obstante, en los momentos más importantes los fantasmas se hacen presente en la cancha y cambian el rumbo del juego de manera negativa para el Tri.
Ejemplos hay muchos: contra Bulgaria en Estados Unidos 1994 (los malditos penaltis); Argentina en Alemania 2006 (golazo de Maxi Rodríguez); Países Bajos en Brasil 2014 (no era penal de Robben). Sin embargo, hay una que sigue doliendo hasta la actualidad, ya que el Matador Hernández tuvo para sentenciar el juego contra Alemania en Francia 1998 y desperdició una jugada de gol de manera absurda.
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México se encontró en el camino de Francia 98 a Alemania en Octavos de Final. Obviamente, el Tri partía como víctima de un equipo que tenía entre sus filas a jugadores como Lothar Matthaeus, Juergen Klinsmann y Oliver Bierhoff.
No obstante, al igual que en el último partido de fase de grupos ante Países Bajos, la Selección Mexicana estaba dando la campanada, debido a que con un gol de Luis Hernández estaba ganando el partido.
El Matador Hernández se hizo de un espacio dentro del área y sacó un remate cruzado que ponía a soñar a millones de aficionados con el pase a la siguiente ronda de la Copa del Mundo.
Aprovechando el momento anímico, el equipo verde estuvo a punto se marcar el segundo tanto en un par de ocasiones seguidas. Primero el Cabrito Arellano que alcanzó a tocar el portero alemán, Andreas Koepke, lo que ocasionó el que esférico pegara en el poste.
Cuauhtémoc Blanco estuvo atento a la jugada y fue por el balón y mandó una diagonal matona. El Matador estaba prácticamente sólo y con la portería abierta, pero sacó el que podría considerarse en peor remate de su carrera.
Hernández apenas tocó la redonda y se la dio justo en las manos al portero de Alemania, que ya estaba vencido e incluso se ve sorprendido de que México había dejado escapar el 2-0 parcial.
Ante una selección como la Die Mannschaft no se puede perdonar y para mala fortuna del Tricolor, el marcador de revirtió con goles de Juergen Klinsmann y Oliver Bierhoff.