Hasta el Mundial de Corea-Japón 2002, Turquía solo había jugado una Copa del Mundo. Era una selección sin gran historial, pero ese año rompió todas las expectativas.
Terminó tercera del mundo, por arriba incluso a potencias europeas. Además de ese logro colectivo, hubo una acción individual que entró directo en los libros de historia, el gol más rápido jamás anotado en un Mundial.
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Fue en el partido por el tercer lugar, ante Corea del Sur, uno de los anfitriones. El silbatazo inicial apenas había sonado cuando Ilhan Mansız presionó alto, robó el balón y asistió a Hakan Şükür, que con gran calma definió ante el arco rival. El cronómetro marcaba exactamente 11 segundos.
Lo curioso es que ese fue el único gol que Şükür anotó en todo el torneo. Ídolo del Galatasaray y gran figura turca durante años, había tenido un Mundial discreto, sin poder concretar lo que se esperaba de él.
Pero ese gol lo redimió. Le dio una marca que aún hoy sigue vigente. Turquía ganó ese partido 3-2 y cerró su histórica participación en el podio.
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