Han pasado ocho años (27 de mayo de 2017) desde que Javier Hernández se convirtió en el máximo goleador histórico en solitario de la Selección Mexicana.
En un partido amistoso contra Croacia, el Chicharito marcó su gol número 47 con la camiseta tricolor y dejó atrás las 46 anotaciones de Jared Borgetti.
El canterano de las Chivas todavía consiguió cinco más y dejó el récord en 52, cuando el 6 de septiembre de 2019 anotó su último tanto ante Estados Unidos.
Desde entonces, la marca del Chicharito Hernández se ha mantenido, aunque Raúl Jiménez se ha acercado peligrosamente en los últimos meses.
Además de ser el máximo goleador en la historia del Tri, es el futbolista mexicano con más anotaciones de la selección en las Copas del Mundo.
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Con cuatro goles, Javier se encuentra empatado con Luis Hernández en la cima, aunque los números favorecen al Matador.
El exjugador consiguió sus cuatro goles en una sola Copa del Mundo (Francia 1998), aunque también disputó la siguiente edición (Corea-Japón 2002), pero ya no pudo marcar.
Por su parte, el Chicharito Hernández necesitó de tres Mundiales (Sudáfrica 2010, Brasil 2014 y Rusia 2018) para alcanzar el récord de Luis Hernández.
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Javier logró su primera anotación en su primera justa mundialista en la que participó y únicamente necesitó de 41 minutos para marcar.
El entonces centrodelantero del Manchester United no fue titular en los primeros duelos (Sudáfrica y Francia) de la Selección Mexicana en el Mundial de 2010, aunque ingresó de cambio en ambos.
Ante Les Bleus, el Chicharito Hernández convirtió el primero de los cuatro que consiguió en su trayectoria en las Copas del Mundo.
Con una extraordinaria definición, el atacante de los Red Devils demostró su olfato goleador y la habilidad para desmarcarse y ganarle la espalda a sus rivales.
Javier se botó, retrasó el balón para Rafael Marqués, corrió al espacio, controló, se quitó al portero y mandó el esférico a guardar al fondo de la meta francesa.
La anotación del Chicharito Hernández también fue histórica porque exactamente 56 años antes (1954) su abuelo, Tomás Balcázar, también le había marcado a Francia en la Copa del Mundo.