Javier Aguirre se convirtió en el ‘bombero’ de la Selección Mexicana. Cada que el fuego está quemando al cuadro tricolor, el Vasco sale a quite y toma las riendas para regresarlo a la tranquilidad.
No obstante, el proceso rumbo al Mundial de Sudáfrica 2010 fue el más caliente que le ha tocado. Luego del paso infructífero de Hugo Sánchez y Sven-Göran Eriksson, Aguirre se sentó por segunda ocasión en el banquillo. Un año antes de la Copa del Mundo, realizó la acción más polémica en su etapa como entrenador.
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El funcionamiento de la Selección Mexicana dejaba mucho que deseas a un año de la Copa del Mundo. La última gran prueba previo a la justa de la FIFA fue la Copa Oro de 2009.
En el primer partido del Grupo C, México no tuvo inconvenientes para derrotar a Guatemala 2-0. Todo cambió al siguiente encuentro ante Panamá, donde de nueva cuenta la irregularidad se hizo presente en el Tri.
El partido ante los canaleros estaba empatado a un gol por bando. Miguel Sabah abrió el marcador al minuto 10 y Blas Pérez igualó el partido al 29’. La frustración era evidente en el Vasco, ya que no le gustaba el funcionamiento de su equipo.
Cerca del final del partido (38’), Ricardo Phillips evitó que saliera el balón por la banda, justo la zona del área técnica nacional. De la nada, Javier Aguirre perdió la cabeza y pateó al jugador de Panamá.
El ‘Patón’ Phillips, desconcertado, de inmediato respondió empujando al entrenador de la Selección Mexicana. Manuel Vidrio, auxiliar de Aguirre, entró al quite para defenderlo y se armó un conato de bronca.
Si de por sí ya había muchos señalamientos a su trabajo, esa agresión le acarreó infinidad de críticas al entrenador nacional. La patada le costó tres partidos de suspensión al Vasco y un castigo de parte de la FMF.
“Los regañé, porque tuve que dar una patada que ellos no se atrevieron a dar en el campo. Puse el ejemplo, mal, pero se los puse. Tenía los ojos inyectados de sangre, nos estaban comiendo el terreno", confesó Aguirre con el tiempo.