Ser portero en una Copa del Mundo debe de ser una de las responsabilidades más grandes en todo el deporte. Salvaguardar el arco y la esperanza de toda una nación no es tarea sencilla y fallar puede marcar carreras para siempre.
A lo largo de la historia de los mundiales arqueros han visto sus trayectorias caer en lo risible ante errores que fueron vistos y replicados en todo el mundo. Más allá de la vergüenza de fallar, hacerlo frente a los ojos de todo el planeta maximiza la lapidante situación.
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A continuación, te presentamos cinco arqueros que fallaron en el máximo escenario: la Copa del Mundo. Ninguno pudo retomar la confianza y nivel con el que llegaron a la justa mundialista y vieron sus carreras ir en picada ante sus costosos errores.
Rob Green – Copa del Mundo de Sudáfrica 2010
El Mundial de Sudáfrica en 2010 quedó marcado por lo impredecible que era el Jabulani, balón que Adidas creó para esta edición de la Copa del Mundo. Una de sus mayores víctimas fue el arquero inglés Robert Green quien le costó a su selección una victoria ante Estados Unidos.
El conjunto inglés estaba arriba en el marcador por la mínima diferencia tras un gol de Steven Gerard desde los primeros minutos del encuentro. Cerca del medio tiempo, un disparo de Clint Dempsey que parecía ser rutinario para Green terminó escapándosele de las manos al guardameta, quien de rodillas vio entrar al Jabulani a su arco.
Pat Bonner – Copa del Mundo de Estados Unidos 1994
El guardameta irlandés era uno de los hombres de más talento en la selección de Irlanda del Norte para el Mundial de Estados Unidos en 1994. En los octavos de final les tocó medirse a Países Bajos en Orlando, Florida.
Tras el primer gol de Dennis Bergkamp al minuto 11, el duelo estaba a la espera del siguiente tanto que marcara la tónica. Fue entonces cuando Wim Jonk intentó un disparo desde afuera del área que iba directo a las manos del arquero irlandés quién al tratar de detener el esférico con muy poca fuerza, terminó por doblarle las manos y el balón terminó en el fondo de la red, sentenciando la eliminación irlandesa.
René Higuita – Copa del Mundo de Italia 1990
René Higuita es uno de los guardametas con mayor técnica en los pies que el futbol haya visto. El oriundo de Medellín, Colombia confiaba mucho en su talento al grado de ser uno de esos arqueros que, con atrevimiento, salían constantemente de su área.
En la Copa del Mundo de Italia 1990, una generación dorada de futbolistas colombianos se enfrentaba a la folclórica Camerún en los octavos de final. Tras el empate en tiempo regular, se tuvo que ir al alargue para definir quién avanzaba en el Mundial. Un exceso de confianza de René Higuita le permitió a Roger Milla marcar el segundo tanto del conjunto africano que le costó a Colombia su eliminación del Mundial.
Oliver Kahn – Copa del Mundo de Corea y Japón 2002
Oliver Kahn buscaba superar Sepp Maier como el mejor portero alemán de la historia y en la final de la Copa del Mundo del 2002 tuvo la oportunidad de sumar méritos con un Mundial en su palmarés. Frente al cuadro teutón estaba la poderosa y temida Brasil comandada por Rivaldo, Cafú y Ronaldo, este último viviría su partido de consagración a costa de Kahn.
Corría apenas el minuto 21 de la final del Mundial de Corea y Japón cuando Rivaldo soltó un zurdazo directo a Oliver Kahn, quien en cualquier otra circunstancia se habría quedado con el balón, pero aquí no sucedió así. El alemán rechazó en balón y lo dejó a merced de Ronaldo en el área y el letal delantero no perdonó, marcando así el primer tanto del partido que terminaría con doblete del Fenómeno.
Moacir Barbosa – Copa del Mundo de Brasil 1950
Pocas tragedias deportivas equiparán lo que sucedió el 16 de julio en Río de Janeiro. El ‘Maracanazo’ es, hasta la fecha, la tragedia deportiva más grande en todo Brasil. El principio básico del portero que cubre su poste más cercano hacía imposible creer que el inocente tiro de Alcides Ghiggia terminaría en el fondo de la red, pero así fue.
Tal vez el menos “error” del listado, pero sí el de mayor repercusión. Aquella pifia de Moacir Barbosa lo persiguió hasta sus últimos días, considerado por muchos como “el portero que murió dos veces”.