No importa el país que representen ni las posibilidades reales que tenga su selección para alcanzar la gloria, todos los futbolistas tienen el mismo sueño: levantar el trofeo más preciado, el de la de la FIFA.

Antes de que exista el trofeo que conocemos actualmente, mismo que entró en escena por primera vez en Alemania 1974, los capitanes tenían el privilegio de recibir la obra creada por el escultor parisino Abel Lafleur, inspirado en la mitología griega.

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Lafleur basó su diseño en Nike, la diosa y personificación de la victoria. Representada con una figura alada, Nike sostenía una copa decagonal, y los lados de la base de mármol blanco debían llevar los nombres de los países consagrados como campeones del mundo. El trofeo medía 35 centímetros de alto y pesaba 3,8 kilos.

Con el pasar de los años, se descubrió que los cubiertos de oro eran en realidad de plata de ley recubierta de oro.

El trofeo fue nombrado como Victoria, después recibió el mote de Copa del Mundo y más tarde, en 1946, fue renombrada en honor al presidente de aquel entonces de la FIFA, Jules Rimet.

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Pelé observa el trofeo Jules Rimet / Foto: Especiales
Pelé observa el trofeo Jules Rimet / Foto: Especiales

Rimet, amigo de Lafleur, declaró que "el oro del trofeo simboliza que la Copa del Mundo se ha convertido en el mayor acontecimiento deportivo del mundo".

Nueve capitanes levantaron este trofeo: José Nasazzi (capitán de Uruguay en 1930), Gianpiero Combi (capitán de Italia en 1934), Giuseppe Meazza (capitán de Italia en 1938), Obdulio Jacinto Muiños Varela (capitán de Uruguay en 1950), Fritz Walter (capitán de Alemania Federal en 1954), Hilderaldo Bellini (capitán de Brasil en 1958), Mauro Ramos (capitán de Brasil en 1962), Bobby Moore (capitán de Inglaterra en 1966) y Carlos Alberto (capitán de Brasil en 1970).

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