En los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, la rivalidad entre Televisa y TV Azteca alcanzó un punto de no retorno. Lo que comenzó como una competencia profesional derivó en un enfrentamiento físico que dejó a Odín Ciani, entonces reportero de Azteca Deportes, con sangre en el rostro.
A más de dos décadas después, Ciani relató los detalles de este escandaloso episodio en el podcast 'Futbol de Cabeza', conducido por el exfutbolista y hoy analista de ESPN, Ricardo Peláez, sacando a la luz un capítulo que se intentó quedara sepultado.
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La tensión entre ambas televisoras ya era palpable antes del incidente. Los estudios móviles de Televisa y TV Azteca estaban ubicados muy cerca, lo que exacerbaba las fricciones.
Un día antes, el exboxeador Julio César Chávez había irrumpido en la cabina de Televisa, insultando a los trabajadores, lo que elevó los ánimos.
Sin embargo, el conflicto estalló cuando José Ramón Fernández discutió acaloradamente con Marco Abad, un productor cubano de Televisa.
Según Ciani, Fernández discutió a Abad con frases como “Haz televisión fina, pin... cubano de mierda”, mientras agitaba su acreditación. La respuesta de Abad no se hizo esperar, y los insultos mutuos escalaron hasta la violencia.
Cuando Fernández se dirigió a un baño, Abad lo siguió y Ciani intentó mediar, advirtiendo al productor sobre la estatura de ‘Joserra’ como figura periodística, pero recibió un golpe en la ceja que lo dejó sangrando.
“Nos van a acribillar aquí”, pensó Ciani mientras arrancaba acreditaciones para identificar a los agresores. La trifulca en el baño tuvo golpes y empujones, hasta que Aquiles Castañeda, colega de Azteca, llegó para defender a Odín y Fernández, quien estaba resguardado en una de las cabinas del WC.
Aunque Fernández logró salir del baño cuando la situación se calmó, el enfrentamiento no terminó ahí.
Fuera del área de Televisa, Manuel Ramírez, un ejecutivo de la empresa, lo confrontó con amenazas, a lo que ‘Joserra’ respondió con su característica actitud desafiante.
Más tarde, en las oficinas de TV Azteca, un ejecutivo advirtió que el incidente debía mantenerse en secreto para evitar que se convirtiera todo en un escándalo.
Ambas televisoras acordaron silenciar el escándalo, enterrando la historia durante años.