El sábado por la noche, en el Estadio TSM de Torreón, México se enfrentó a Uruguay en un partido amistoso que generó grandes expectativas entre la afición local.
Los seguidores acudieron con la esperanza de presenciar un buen espectáculo futbolístico y apoyar a su Selección Nacional. Sin embargo, el encuentro terminó en un empate sin goles (0-0), lo que dejó un sabor amargo y provocó una reacción negativa del público.
Minutos antes del inicio del juego, la inconformidad de los aficionados se hizo evidente al enterarse de que Carlos Acevedo, portero de Santos Laguna y figura local, no sería el titular.

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En su lugar, el guardameta Tala Rangel ocupó el arco, y cada intervención suya fue recibida con abucheos por parte del público, marcando un ambiente tenso desde el arranque.
El flojo desempeño de México frente a los charrúas, combinado con el empate sin anotaciones, intensificó la frustración de la afición. Al final del partido, los silbidos se dirigieron directamente contra el entrenador Javier Aguirre, a quien los seguidores pidieron que abandonara el banquillo de la Selección Mexicana, expresando su descontento con la dirección técnica.
Una vez concluido el encuentro, los abucheos se extendieron a los jugadores. Raúl Jiménez fue el primero en reaccionar públicamente, rechazando este tipo de acciones por parte de la afición, lo que le valió críticas duras en redes sociales, donde muchos lo acusaron de no entender la pasión del público.
Siguiendo el ejemplo de Jiménez, Edson Álvarez, capitán del equipo, también protagonizó un momento polémico al término del partido. Visiblemente molesto por los abucheos, el futbolista mostró su ironía mientras se dirigía a los vestidores.
El jugador del Fenerbahce, expresó su malestar con las palabras: "Qué lindo es estar en casa, eh. Qué lindo es estar en casa".