A lo largo de la historia del futbol mexicano, los narradores han convertido las transmisiones en verdaderos espectáculos, no solo por su pasión y voz, sino por su creatividad al bautizar a los jugadores con apodos memorables.
Estos motes, algunos ingeniosos, otros inspirados en características físicas o lugares de origen, han trascendido generaciones y se han convertido en parte del folklore del balompié nacional.
Ángel Fernández y Enrique Bermúdez han sido dos de los grandes responsables de esta dinámica que muchas veces han acompañado a los jugadores hasta sus últimos días dentro del terreno de juego.

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En el caso del 'Perro', su estilo efusivo y su imponente voz lo convirtieron en un narrador icónico, y sus apodos marcaron época.
Uno de los más clásicos es el "Zorro del Desierto" para Jared Borgetti. Este surgió cuando el segundo máximo goleador de la Selección salió del Atlas para fichar por Santos Laguna, en la árida Comarca Lagunera, combinando el mote de los "Zorros" rojinegros con el desierto de Torreón.
Otro de sus apodos más recordados fue el que puso a Alfredo Tena, como 'Capitán Furia' por su gallardía, liderazgo y temperamento feroz en los Clásicos Nacionales.
Juan Francisco Palencia recibió el de "Gatillero" gracias a su cabellera larga, look rockero y disparos potentes que "jalaban el gatillo" con precisión letal.
José Saturnino Cardozo, considerado uno de los mejores extranjeros en la Liga MX, fue bautizado como "Príncipe Guaraní" por su elegancia en el campo y en honor a la etnia guaraní de Paraguay, su país natal. Este mote incluso tituló su biografía como máximo goleador de Toluca.
Rafael Márquez, por su estilo similar al de Franz Beckenbauer, se ganó "El Káiser de Zamora", aludiendo a su lugar de nacimiento en Michoacán. En Europa, Bermúdez lo llamó "Príncipe de Mónaco" o "Conde de Barcelona".
Pero antes, en los setenta, Ángel Fernández revolucionó las narraciones al ver el futbol como un espectáculo cinematográfico.
Él acuñó épicos como "Superman" para Miguel Marín por sus atajadas voladoras; "la Cobra" para Juan José Muñante, por su velocidad serpenteante; "el Confesor" para Miguel Ángel Cornero y "Siete Pulmones" para Pedro Nájera.
Finalmente, Hugo Sánchez recibió el mote de "El Niño de Oro", sin embargo, el exdelantero del Real Madrid no recibió este 'bautismo' de parte de un narrador, sino de un periodista.
Fue el reportero Gustavo Ramos Galán, del periódico ESTO, quien así lo nombró tras brillar a los 15 años en un torneo juvenil en Cannes, Francia, donde el futuro Pentapichichi fue el más destacado.