Ignacio Rivero volvió a levantar un título con Cruz Azul y lo hizo como capitán. La Máquina goleó 5-0 al Vancouver Whitecaps para consagrarse campeón de la Concacaf Champions Cup, y para el uruguayo, este trofeo llega con una carga emocional muy especial.
Después del golpe de quedar fuera ante América en Liga MX, el vestidor cementero se unió más. “No sé si sensación, pero resiliencia. Nunca bajamos los brazos. Tuvimos que levantarnos de golpes duros, pero hoy tenemos la recompensa”, señaló Rivero en zona mixta.
Lejos de derrumbarse, Cruz Azul reaccionó con carácter y juego colectivo. El título internacional fue la muestra del compromiso interno. “Hay que pensar que trabajando duro, puertas adentro, comprometidos, con una misma idea, humildad, y afrontando los errores, ahí está hoy el fruto”.
Aunque el sueño del doblete no se cumplió, el capitán valoró el esfuerzo y lo conseguido. “No se nos dio las dos competencias, pero bueno, por lo menos una. Y bueno, que sea puntapié inicial para grandes cosas que entran, seguro que sí”, añadió.
La noche también fue histórica a nivel personal. Horas antes del partido, Rivero se convirtió en papá, apenas pudo dormir tres horas, y aún así fue titular y marcó el primer gol. “La verdad que muy feliz, una alegría inmensa en lo personal, por lo que me tocó vivir las últimas horas de ser papá”.
Ese gol abrió el camino a la séptima estrella internacional para La Máquina, en un escenario tan simbólico como el Olímpico Universitario. “Un día increíble para mí, así que lo disfruto el doble”. Cruz Azul cerró el semestre con un título y un boleto al Mundial de Clubes.
Rivero también habló del técnico Vicente Sánchez, a quien el grupo respalda, aunque dejó claro que la decisión no pasa por ellos. “Para todos, no solo para Vicente, que hoy es un técnico que puede seguir con nosotros. No sé yo quién pueda decidir eso”, finalizó.

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