Tras casi dos años de espera, y con un gran caos fuera debido a las protestas de la comunidad antitaurina, la Fiesta Brava volvió a la .

La expectación fue total y el Coso de Insurgentes presentó lleno, aunque ninguno de los matadores pudo cortar alguna apéndice.

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El encierro de Tequisquiapan mostró trapío y valentía, pero los integrantes del cartel no pudieron sacarle el provecho deseado.

Ante la multitud ávida de volver a presenciar un festejo en la Ciudad de México, Joselito Adame, Diego Silveti y Andrés Roca Rey se mostraron voluntariosos, pero carecieron de suerte en los pases o con la espada.

Silveti fue quien más se acercó al éxito. Con el segundo de la tarde, de nombre “Ministro”, tuvo una muy buena presentación, lo que le valió salir al tercio. Con el quinto, llamado “Tortolito”, mostró gran valentía, pero solamente recibió palmas por parte del público presente.

Adame tuvo la responsabilidad de reabrir las actividades taurinas en La México, lo que conllevó mayor presión, pero dio la impresión de que supo manejarla correctamente.

Abrió el festejo con “Aceituno”, y se le vio nervioso, lo que provocó que recibiera un aviso en la faena. Con el cuarto, llamado “Pelea de Gallos”, se vio mucho más confiado, lo que le permitió recibir palmas, además de que el burel fue homenajeado con arrastre lento.

Roca Rey fue el menos afortunado. Con el tercero del festejo, llamado “Seda Negra”, hubo silencio, debido a que nunca se sintió cómodo. En el último de la tarde, de nombre “Mar de Nubes”, escuchó los tres avisos.

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