En el futbol mexicano, pocos logros resuenan tanto como la medalla de oro conquistada por la Selección Nacional en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Entre los protagonistas de esa gesta destacó un joven talentoso y figura clave en torneos juveniles, cuya carrera lucía un futuro brillante.
Sin embargo, detrás de los reflectores, su vida se sumergió en una lucha contra problemas psicológicos y adicciones que lo llevaron al borde del abismo.
Aquel futbolista formó parte de una generación dorada. Su liderazgo lo llevó a levantar el trofeo del Campeonato Sub-20 de la Concacaf 2011, además de brillar en el Torneo Esperanzas de Toulón y los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011.
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Su talento lo llevó a debutar con Chivas, jugar en clubes como León, Santos, Puebla, e incluso probar suerte en Chipre y España. Sin embargo, su carrera se vio truncada por obstáculos que trascendieron lo deportivo.
En charla en el pódcast 'El RePortero' con Yosgart Gutiérrez, el exfutbolista abrió su corazón sobre los momentos más oscuros de su vida.
Ese futbolista es Jorge Enríquez. A los 34 años, tras haberse retirado a los 32, el Chatón reveló que enfrentó tres intentos de suicidio debido a episodios severos de depresión.
“He dedicado mucho esfuerzo a la salud mental, me doy cuenta que estaba en ceros porque seguía siendo ese niño frustrado, ese niño con miedo, con ansiedad y no sabía cómo manejarlo”, confesó a Yosgart al hablar sobre el peso de una lucha interna que lo llevó a refugiarse en el alcohol, las drogas y lo que él describe como las redes más oscuras del futbol.
"Tomé las peores decisiones y traté de 'fugarme' de estas situaciones de la peor manera, me refugié en el alcohol, en las mujeres y en todo lo mundano que envuelve al futbol, caí en las redes más oscuras del medio", dijo el Chatón.
“Ha sido muy doloroso el proceso, hay amigos que lo saben, entré en depresiones que me llevaron casi a la muerte, estaba sin ganas de vivir y con tres intentos de suicidio, sufrí de alcoholismo y me metí en drogas, creí que no la iba a librar”, admitió.
Enríquez explicó cómo la falta de herramientas emocionales lo llevó a conflictos con su entorno, desde su familia hasta la afición. “Me fue super muy mal, empecé a tener problemas en el equipo, con mi familia, personales, con la afición, con la sociedad, peleado en todos lados”, relató.
A pesar de los errores, no reniega de su pasado: “No juzgo mi pasado, ni a las personas que me aconsejaron (...) Fueron malas decisiones que tomé y se vio reflejado en que tuve un retiro muy prematuro”.
Hoy, tras tres procesos de rehabilitación, Enríquez celebra que está limpio de adicciones. “El día de hoy tengo más de 360 días limpio sin consumir drogas ni alcohol y me siento muy feliz orgulloso, es de los logros más importantes de mi vida. (...) He recuperado lo mas bonito que es mi salud, mi estabilidad emocional, mi familia, mis hijos", comentó Enríquez”, afirmó.