Después de que la Copa del Mundo volvió a la vida, en Brasil 1950, la misión era llevarla de nueva cuenta a donde todo inició, a Europa.

Mas, la Segunda Guerra Mundial, terminada en 1945, tenía a las principales ciudades europeas, aún en ruinas, sin la capacidad de organizar y albergar un evento de este calibre.

Así que todo se fue a la neutralidad, todo se fue a Suiza en 1954.

Del Mundial suizo, todos hablan del resurgimiento de Alemania, que acudió como Alemania Federal y fue campeona gracias al llamado Milagro de Berna encabezado por el capitán Fritz Walter, al derrotar en la final a Hungría 3-2.

Pero el lado perdedor, había un campeón sin corona. Un tal Sandor Kocsis, el llamado “Cabeza de Oro”.

Kocsis era la gran figura de Hungría. Sobre él, sobre su alta calidad de resolución es que el equipo rojo giraba. Llegó al Mundial dominando su liga con el Budapesti Honvéd SE, el equipo del ejército, el equipo del gobierno, un gobierno socialista producto de los cambios propiciados por el conflicto mundial.

Llegó la Copa del Mundo, y el equipo húngaro, con Lantos, Puskás, Czibor y Kocsis eran los grandes favoritos, el delantero metió once goles en cinco goles… Una verdadera locura.

En el primer juego le metió tres a Corea del Sur. El marcador final fue de 9-0.

En el segundo festejó en cuatro ocasiones más, en la goliza de 8-3 a la Alemania Federal… Sí, la final se repitió.

En cuartos de final anotó dos veces a Brasil (4-2).

En semifinales marcó en dos ocasiones a Uruguay.

Y en la final, la ganada por Alemania en ese juego milagro, se fue en blanco.

Y SE VOLVIÓ EN UN EXILIADO

Kocsis y las figuras húngaras regresaron a su país a disfrutar de la revolución socialista, que los trataba como potentados, pero dos años después, cuando se encontraba jugando la Liga de Campeones de Europa, la guerra se desató en su país y tanto Czibor, Puskás, Kocsis, decidieron no regresar a la patria.

Se autoexiliaron.

Kocsis se fue a jugar a Suiza por un año, para después irse a España, al Barcelona, donde agrandó su leyenda de 1958 a 1966.

Sandor Kocsis, el gran “Cabeza de Oro”, nunca más en vida, regresó a su país. Abrió un bar en la Ciudad Condal y en 1979 se suicidó, lanzándose del techo de un hospital, al saber que tenía cáncer.

En el 2012 a petición del gobierno húngaro, los restos del goleador fueron trasladados a la basílica de Budapest, para estar al lado de su gran pareja en la cancha, Ferenc Puskás.

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