En 1970, durante la Copa del Mundo disputada en , Pelé ya era una figura del futbol. Había sido campeón del mundo en 1958 y 1962, por lo que su nombre ya era respetado entre los mejores futbolistas del globo.

México 70 era su regreso y también su última oportunidad de brillar en el escenario más grande, pues ya tenía 30 años de edad. Lo hizo como nunca. Con goles, asistencias y jugadas que hoy se repiten en videos en todo el mundo.

Pelé festeja en el Estadio Azteca su tercer Mundial ganado con Brasil tras derrotar a Italia en México 70. Foto: Archivo
Pelé festeja en el Estadio Azteca su tercer Mundial ganado con Brasil tras derrotar a Italia en México 70. Foto: Archivo

Tal fue la expectativa por ver jugar a Brasil y a Pelé, que el país entero se paralizaba cada vez que la verde-amarela entraba al campo. Pero hubo una imagen que se volvió legendaria y que simbolizó el impacto de 'O Rei' más allá del fútbol.

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Cartel en Jalisco; "Hoy no trabajamos, vamos a ver a Pelé"

En un teatro de Jalisco, justo antes de uno de los partidos de Brasil, apareció un cartel improvisado que decía: “Hoy no se trabaja, vamos a ver a Pelé”. El sitio estaba ubicado en la esquina de las calles Pino Suárez e Independencia, en el centro de esa ciudad.

Hoy no trabajamos porque vamos a ver a Pelé / Foto: Especial
Hoy no trabajamos porque vamos a ver a Pelé / Foto: Especial

Los trabajadores de aquella época, convencieron a sus superiores de que el partido de Brasil era una ocasión especial. El juego se transmitía por televisión abierta.

Pelé correspondió. Fue figura en ese Mundial. Metió cuatro goles, entre ellos, uno en la final ante Italia, y dejó imágenes inolvidables, como el cabezazo que Banks le atajó de forma milagrosa, o la finta sin tocar el balón ante Uruguay. Fue campeón del mundo por tercera vez y se retiró para siempre de aquel certamen.

Pelé engañó por completo con su finta al portero de Uruguay, pero después fallaría con su remate. Foto: Especial
Pelé engañó por completo con su finta al portero de Uruguay, pero después fallaría con su remate. Foto: Especial

Aquel letrero de “hoy no se trabaja”, terminó en más que una anécdota. Fue un testimonio de lo que provocaba Pelé en quienes lo veían. De cómo un jugador podía detener la rutina, unir a todo un país y suspender por un rato la vida diaria, todo por ver jugar a un futbolista.

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