El Mundial de Francia 98 se caracterizó por entregar sorpresas agradables durante el torneo. Una de las más destacadas sin duda fue la Croacia de Davor Suker, que llevó a su selección al tercer lugar de la justa.

El empate de México a Países Bajos; Paraguay llevando a tiempos extra al anfitrión Francia en Octavos de Final y una Naranja Mecánica que volvió a ser protagonista, amenizaron la competencia. Sin embargo, el gran asombro se dio en la concentración de previo a la Final, situación que mermó al equipo.

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En Estados Unidos 1994, con apenas 17 años, Ronaldo fue seleccionado por Carlos Alberto Parreira para acompañar al equipo que se coronó en la Final ante Italia, partido que se definió en penaltis.

Pese a que no jugó un solo minuto, el ‘Fenómeno’ pintaba para ser una gran estrella. Cuatro años más tarde llegó a Francia 98 como uno de los delanteros más importantes del mundo y pintaba para ser la gran figura.

El delantero del Inter de Milán marcó cuatro goles y guio al Scratch du Oro a la Final ante Francia. El partido prometía bastante, por un lado, Les Bleus que tendrían el respaldo de toda una nación y la Verdeamarela, que buscaba su quinto título.

Sin embargo, la pesadilla para los sudamericanos comenzó en el hotel de concentración. Gritos y la exaltación se hicieron presentes y varios elementos del equipo fueron testigos de una tragedia: Ronaldo de convulsionaba en su habitación.

Ronaldo estaba desconcertado por no poder evitar la derrota de Brasil ante Francia en el Mundial de 1998. Foto: Agencias
Ronaldo estaba desconcertado por no poder evitar la derrota de Brasil ante Francia en el Mundial de 1998. Foto: Agencias

A unas horas de encarar el partido ante los franceses, los brasileños se olvidaban de esos y la preocupación era el estado de salud de su compañero. Roberto Carlos, su compañero de cuarto fue testigo de todo.

Ronnie fue sometido a varios exámenes neurológicos y cardiacos. Mário ‘Lobo’ Zagallo, entrenador de Brasil, había decidió que el atacante no jugara el partido por el campeonato.

Más tarde le informaron que los resultados no arrojaron nada extraño. Ronaldo lo tenía claro: quería jugar la Final a toda cota y tras convencer a sus compañeros y técnico, lo hizo.

Ese fue uno de los peores partidos en la carrera de R9. Fue una sombra de lo que acostumbraba a hacer en la cancha. No sólo Ronaldo estaba mermado, también sus compañeros que vivieron en carne propia la crisis del ariete.

Roberto Carlos en varias entrevistas ha dicho: “La Final la perdimos en el hotel”. Eso se notó en el terreno de juego, debido a que los brasileños no metieron ni las manos y el resultado fue un contundente 3-0 en contra.

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