En la historia de las Copas del Mundo existen casos curiosos de jugadores puntuales que hoy parecen imposibles de repetir.
Uno de ellos es el de aquellos futbolistas que defendieron a dos selecciones distintas en un Mundial, una práctica que las reglas actuales ya no permiten, pero que en décadas pasadas se dio con naturalidad.

¿Quiénes son estos futbolistas?
Uno de los casos más recordado es el de Luis Monti, mediocampista que jugó la final de Uruguay 1930 con Argentina, y cuatro años más tarde volvió a disputar una final, esta vez con Italia en 1934.
Fue campeón del mundo con la Azzurra y quedó en la historia como el único jugador que disputó finales con dos países diferentes. A su lado también brilló Atilio DeMaría, quien debutó con la Albiceleste y luego levantó la Copa con los italianos.

Otro ejemplo fue José Altafini, parte de la selección brasileña campeona en Suecia 1958. Años después, nacionalizado, representó a Italia en el Mundial de Chile 1962.
Ferenc Puskás, leyenda del Real Madrid, también vivió esta dualidad. primero con Hungría, subcampeona en 1954, y después con España en 1962.
El fútbol moderno todavía alcanzó a ver un caso especial, Robert Prosinecki, que jugó con Yugoslavia en Italia 1990 y con Croacia en Francia 1998.
Hoy, con reglas más estrictas, estos casos han quedado en el pasado. Ningún jugador puede cambiar de selección después de disputar un Mundial.
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