¿Quién no se acuerda de la frase 'El fútbol es un deporte de 11 contra 11 y al final siempre ganan los alemanes'? Durante décadas, Alemania fue sinónimo de potencia y constancia en los Mundiales.
Siempre competitiva, siempre candidata, siempre presente en rondas finales. En 2014, cuando levantaron la Copa del Mundo en el Maracaná tras vencer a Argentina, parecía que iniciaba una era de dominio absoluto.
Pero lo que vino después fue un desplome histórico. Dos eliminaciones en fase de grupos seguidas, algo impensado para una selección que era ejemplo de proyecto y estabilidad.
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¿Qué le pasó a Alemania?
El Mundial de Brasil mostró a una selección ideal: una mezcla de talento joven y experiencia. Nombres como Manuel Neuer, Philipp Lahm, Toni Kroos, Thomas Müller y Miroslav Klose lideraban una generación que parecía destinada a marcar época.
El 7-1 sobre Brasil no fue solo una victoria, fue un golpe sobre la mesa, Alemania había llegado para reinar. Sin embargo, en Rusia 2018 comenzó el declive. El equipo dirigido por Joachim Löw nunca encontró ritmo y cayó en la fase de grupos ante México y Corea del Sur.
La caída se repitió en Qatar 2022. Alemania volvió a quedar fuera en Fase de Grupos, esta vez por diferencia de goles. Fue una prueba de que en el futbol moderno nadie es intocable.
Hoy los teutones se preparan para el el Mundial 2026 con la necesidad de reconstruir su identidad. Ya no basta con el orden táctico que la caracterizó, ahora busca reinventarse con una nueva generación.
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