El América de los 80 imponía miedo a sus rivales. Las Águilas se coronaron en las temporadas 1983-84, 1984-85, PRODE 1985, 1987-88, 1988-89, convirtiéndose en uno de los más ganadores del futbol mexicano.
El dominio azulcrema fue tal que en una anécdota poco conocida pusieron en jaque a una selección que a la postre se convertiría en campeona del mundo: Argentina, que fue su anfitrión en el Mundial de México 86.
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¿América casi le gana a la Argentina de Maradona?
El Mundial de México 86 generó muchas expectativas entre los aficionados por todas las figuras que jugarían en el país, especialmente Diego Armando Maradona, que estuvo viviendo largo tiempo en la capital.
Las instalaciones de Coapa se convirtieron en el cuartel general de la Albiceleste durante la competencia, donde incluso se hospedaron en lo que actualmente es la casa club del América.
Mientras Carlos Salvador Bilardo dirigía a sus pupilos, los futbolistas azulcremas que no habían sido requeridos por la Selección Mexicana en la Copa del Mundo hacían lo propio en el Nido.
Por ese motivo en más de una ocasión Bilardo solicitó al entonces entrenador del América, Miguel Ángel ‘Zurdo’ López, que prestara a sus jugadores pare realizar interescuadras.
En aquel momento la Albiceleste generaba más dudas que expectativas entre la prensa e hinchada de su país, por lo que su preparación fue larga, con miras a realizar un buen papel en el Mundial.
Ricardo Peláez contó que en una ocasión Argentina, encabezada por Diego Armando Maradona, tuvo un partido de preparación con los americanistas en Coapa. El ahora comentarista de ESPN abrió el marcador, sin imaginar lo que ocasionaría.

Las Águilas dominaron el partido y estuvieron impasables, pese a que enfrente estaban jugadores como Maradona, Oscar Ruggeri, Jorge Valdano, Jorge Burruchaga, José Luis Brown, entre otros.
El entrenador argentino sabía que una derrota contra un club haría eco y las críticas no se harían esperar. Por ese motivo, lo que debía ser una encuentro de algunos minutos, se extendió hasta dos horas, hasta que logró el empate el cuadro sudamericano.
"Éramos su sparring, de hecho la casa club, que es la casa de jugadores de fuerzas básicas que duermen aquí, la inauguró Argentina y luego nos la quedamos nosotros. Ya se había hecho noche e íbamos ganando 1-0, con un gol mío precisamente. Y el partido no acababa y no acababa hasta que de pronto dijimos ‘¡ya párale!’. Llevábamos dos horas jugando y Bilardo lo paraba y corregía, lo paraba y corregía”, recordó Peláez.