En la historia de los Mundiales, las mascotas han sido símbolos de identidad, cultura y entusiasmo; una tradición que nació con el carismático Naranjito en España 1982 y se ha mantenido hasta el día de hoy con La’eeb en Qatar 2022. Estos personajes han buscado representar el espíritu del país anfitrión.

Sin embargo, en el Mundial Corea-Japón 2002, la FIFA presentó un trío de figuras que rompió con esa tradición, y no precisamente para bien, generando de inmediato una lluvia de comentarios negativos.

Los elegidos fueron Ato, Kaz y Nik, tres criaturas de aspecto alienígena que parecían sacadas de una caricatura futurista. Ato era el entrenador, mientras que Kaz y Nik eran los jugadores de un deporte ficticio llamado "Atmoball".

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El diseño, lejos de evocar elementos culturales de Corea o Japón, generó confusión y rechazo entre los aficionados, quienes no entendían qué eran, qué representaban ni por qué estaban ahí.

Los fanáticos del fútbol, acostumbrados a mascotas con identidad nacional, consideraron que Ato, Kaz y Nik no tenían alma ni conexión con el torneo. Su estética abstracta, sus colores chillones y su narrativa inventada los alejaban del fútbol tradicional.

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Con todo eso en contra, y sin importar el paso de las décadas, las tres figuras presentadas siguen siendo consideradas por los aficionados como las más feas de la historia. Un lugar que, en cada justa, se recuerda y se mantiene intacto.

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