Después de los dos sismos que azotaron a en septiembre de 1985, la incertidumbre en lo que se refiere a la realización de la Copa del Mundo de 1986, era total.

Lee también:

La Ciudad de México, que sería el centro neurálgico del Mundial, estaba en ruinas, muchos pensaban que el torneo no se realizaría.

“Los estadios se tenían que revisar, los hoteles, no sabíamos qué iba a pasar”, rememora Luis Flores, quien era parte del equipo mexicano que se encontraba concentrado en el Centro de Capacitación, de cara al magno evento.

El delantero, quien jugó en España para el Valencia y Sporting de Gijón, explica que la concentración se hizo pesada después de la tragedia, “tratábamos de concentrarnos, adaptarnos al caos. Todo lo que ocurría lo veíamos por televisión. Los edificios derrumbados, la gente que fallecía. Nosotros tratábamos de concentrarnos en el Mundial”.

En la Ciudad de México, además de ser la sede del Centro de Comunicaciones, estaban el Estadio Azteca, donde se jugarían la inauguración y la clausura, y el Olímpico Universitario… “Nadie nos dijo, nunca, que el Mundial se podría suspender, aplazar, nadie nos dijo nada. Eso sí, había muchos rumores en el ambiente, pero ningún directivo se nos acercó para hablar al respecto. Nosotros seguimos en lo nuestro”, rememora el atacante surgido de los Pumas.

Y al final, el tiempo trató de curar las heridas, “todo sucedió muy rápido. Todos los días las noticias eran las mismas: muertos, desaparecidos, damnificados, tanto que después se volvió como una costumbre oírlo, se volvió algo muy normal escuchar eso”.

Google News

TEMAS RELACIONADOS