Inglaterra se consagró campeona de la Eurocopa Femenina, venciendo a España en tanda de penaltis hace un par de semanas.
Pero, más allá de llevarse el trofeo a casa, demostró que los aficionados ingleses son capaces de convivir con otros y celebrar sin causar destrozos en bares, terrazas y la infraestructura pública.
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El próximo año, será la Copa del Mundo en México, Estados Unidos y Canadá, y el equipo de los Tres Leones se encamina a acudir a la cita, siendo uno de los fuertes candidatos a quedarse el título.
Y —a diferencia de la convocatoria femenina— con los varones, las autoridades británicas no están dispuestas a asumir riesgos.
Mientras Inglaterra se embarca en su camino, la justicia británica trabaja para evitar que los hooligans crucen el Atlántico y acaben con la fiesta.
En un documento suscrito por Douglas Mackay, Fiscal principal de la Code for Crown Prosecutors (CPS) para delitos relacionados con el deporte, y Mark Roberts, responsable de la seguridad en el futbol del Consejo Nacional de Jefes de Policía (NPCC, por sus siglas en inglés), las instancias sellaron el compromiso de garantizar que la cita en Norteamérica será una segura e inclusiva.
El compromiso tiene como punto de partida el reconocimiento de que los aficionados cuentan con derecho a asistir a los partidos sin temor a la violencia, los disturbios, los abusos y otros delitos.
Comprometidos a proteger estos principios, la NPCC y la CPS han decretado que “cualquier persona sujeta a una Orden de Prohibición de Futbol puede verse obligada a entregar su pasaporte antes de los partidos y torneos en el extranjero, y cualquier persona sujeta eso no podrá viajar para apoyar a su equipo en el Mundial”, se precisa.