Jesús Arellano emergió como una figura en el futbol mexicano. Nacido en Monterrey, su trayectoria comenzó en los Rayados, donde su habilidad para el regate, la conducción de balón, la precisión en asistencias y su olfato goleador lo convirtieron en un referente.
Su paso por Chivas fue clave para su consolidación, aunque no levantó títulos allí, y su regreso a Monterrey marcó sus momentos de gloria, ganando casi todo con el club regiomontano.
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En la Selección Mexicana, Arellano brilló intensamente. Participó en tres Copas del Mundo: Francia 1998, Corea-Japón 2002 y Alemania 2006, dejando actuaciones memorables.
Además, compitió en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 y se coronó en la Copa Oro y la Copa Confederaciones.
¿Cómo era el estilo de juego del 'Cabrito' Arellano?
Por las bandas, era imparable, un jugador regiomontano que encarnaba la pasión y el talento del norte de México. Solía jugar por la banda derecha a gran velocidad, pero al acercarse al área realizaba diagonales hacia marco ante la mirada desesperada de los defensores, quienes difícilmente lograban desarmarlo.
Su retiro en 2011, a los 38 años, cerraba una carrera exitosa, con la expectativa de que seguiría ligado al deporte, quizás en roles directivos o de análisis. Sin embargo, la vida postfutbolística de Arellano tomó un rumbo oscuro.
¿Por qué motivo el Cabrito Arellano enfrentó problemas con la ley?
En enero de 2017, una sobrina lo acusó de agresión sexual cuando ella era menor de edad, un escándalo que eclipsó sus logros deportivos.
Esta denuncia sacudió al mundo del futbol, donde Arellano era visto como un gran jugador. Un año después, en 2018, al no presentarse a una audiencia, la Fiscalía General de Justicia del Estado de Nuevo León emitió una orden de aprehensión, declarándolo prófugo de la justicia.
La situación se intensificó en mayo de 2019, cuando autoridades lo localizaron en un domicilio en Monterrey y lo trasladaron a prisión. Su estancia en la cárcel fue breve; días después, recuperó la libertad tras argumentos de sus abogados que cuestionaron la veracidad de las acusaciones.
El caso se cerró temporalmente, permitiéndole unos años de tranquilidad lejos de los reflectores. Pero la polémica no terminó allí. En diciembre de 2020, la afectada reabrió el proceso legal, buscando otras vías para exigir justicia contra su presunto agresor.