El tiempo ha hecho efecto, pero el recuerdo de aquella noche gloriosa en el estadio Nacional de Lima, Perú, sigue más que vigente en y la afición mexicana.

“El 2 de octubre no se olvida”, es una frase que tiene connotación trágica y sangrienta en la historia nacional, y así será siempre; sin embargo, desde 2005, esa fecha tiene un grato recuerdo para conmemorar en México, un país futbolero por excelencia.

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La Selección Nacional Sub-17 venció (3-0) a Brasil, para coronarse y conseguir su primer título mundial en la historia del balompié. “Un logro fuera de serie”, como lo describe el entonces entrenador de ese equipo.

¿Cómo lo recuerda Chucho Ramírez, técnico de aquel Tricolor juvenil de 2005?

Siempre hemos tenido campeones mundiales en otros deportes, pero en algo de equipo era muy complicado, y más en el futbol... Esa alegría de saber que hiciste el trabajo y que no fue casualidad. Para mí, es muy valioso, porque abrió la puerta de todo para demostrar que sí podíamos”, declaró Chucho Ramírez, en entrevista con EL UNIVERSAL Deportes.

Desde que tomó el proyecto, en 2001, el también exfutbolista tenía “la firme idea de que ganar una Copa del Mundo era posible”. A dos décadas del logro, lo valora más.

“Yo agradezco a mis jugadores, cuerpo técnico, a todos los involucrados, porque no es fácil. No todo fue sencillo, hubo problemas, pero no fueron poderosos como para quitarnos de la cabeza que podíamos ser campeones. Transformar la mente nos ayudó”, recuerda.

Una vez conformado el equipo, transmitió el sueño a sus 20 niños y todos coincidieron en algo una vez pisando suelo peruano: Vamos a disputar la final contra Brasil... Así fue.

“Ya estando en Perú, pregunté ¿contra quién vamos a jugar la final en el Mundial? Y todos dijeron que contra Brasil. Yo veía un equipo convencido y su actitud se veía reflejada en la cancha. Hoy en día, lo vuelvo a vivir con emoción”, enfatizó, sonriente.

Cuando Brasil eliminó a Turquía para avanzar a la final, el hotel del mini Tricolor fue una alegría incontrolable. El sueño que visualizaron estaba cerca.

“El hotel era una algarabía cuando Brasil avanzó. Llegamos al vestuario el día de la final y verlos cantar, faltando dos horas, ‘es la hora de ganar’... Ver un equipo convencido, con ese deseo, nunca lo había visto”, concluyó.

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