En el fútbol mexicano, los apodos son parte de la identidad, de la forma en que la afición se apropia de sus ídolos y los recuerda más allá de la cancha.
La Selección Mexicana ha tenido a lo largo de su historia sobrenombres tan raros como inolvidables, capaces de sacar sonrisas, generar curiosidad o convertirse en símbolos eternos.

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Entre los más extraños aparecen figuras como Francisco “Gatillero” Palencia, cuyo apodo surgió por su puntería letal en el área. También está Luis Antonio “Cadáver” Valdez, un delantero de los años ochenta cuya complexión delgada le dio un estilo inusual, pero que terminó siendo parte de su sello.

Imposible olvidar a Óscar “Conejo” Pérez, portero de pequeña estatura pero reflejos espectaculares, que se ganó respeto mundial en Sudáfrica 2010. Y, por supuesto, Luis “Matador” Hernández, goleador en Francia 98, apodado así por se letal dentro del área.


En tiempos más para atrás, Antonio “La Tota” Carbajal quedó en la historia como el primer jugador en disputar cinco Copas del Mundo, con un sobrenombre sencillo que hoy en día sigue vigente.

Los apodos más recordados de la Selección Mexicana
Ahora, si se habla de los apodos más recordados de la Selección, la lista cambia de tono, con jugadores que tuvieron más relevancia dentro del conjunto nacional.
Rafael Márquez, capitán histórico, se convirtió en “El Kaiser de Michoacán”, una mezcla de respeto y jerarquía. Jorge Campos llevó la extravagancia a otro nivel como “El Brody”, con sus uniformes de colores fosforescentes y su estilo único bajo los tres palos.

Guillermo Ochoa se ganó el apodo de "Fransua" o "Paco Memo", mientras que Javier “Chicharito” Hernández siguió con el sobrenombre familiar.
Por último, en la defensa, Claudio “El Emperador” Suárez dejó huella como uno de los jugadores con más partidos en la historia del Tricolor.
