El 16 de julio de 1950, vivió una de las mayores tragedias deportivas de su historia: el "Maracanazo". En la final del Mundial, disputada en el recién inaugurado Estadio Maracaná, la selección brasileña, vestida con su tradicional uniforme blanco, cayó 2-1 ante Uruguay.

El país, que esperaba celebrar su primer título mundial, quedó sumido en un duelo colectivo. La derrota no solo marcó un antes y un depués en la identidad futbolística de Brasil, sino que también selló el destino de su uniforme blanco, que nunca volvió a ser el principal.

El uniforme blanco, usado desde los inicios de la selección en 1914, era un símbolo de la época amateur del futbol brasileño.

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Sin embargo, tras el Maracanazo, la camiseta blanca quedó estigmatizada. Periodistas, aficionados y hasta autoridades deportivas la señalaron como portadora de "mala suerte".

La Confederación Brasileña de Deportes (CBD), ante la presión pública y el deseo de renovar la imagen del equipo, decidió abandonar los colores tradicionales.

La selección de Brasil solía jugar con uniforme blanco hasta antes del Mundial de 1950. FOTO: Especial
La selección de Brasil solía jugar con uniforme blanco hasta antes del Mundial de 1950. FOTO: Especial

¿Cómo se di el cambio del blanco al amarillo?

En 1953, se lanzó un concurso nacional para diseñar un nuevo uniforme que reflejara el orgullo patrio a través de los colores de la bandera: verde, amarillo, azul y blanco. El ganador fue Aldyr Garcia Schlee, un joven diseñador de 19 años, quien propuso la icónica combinación que hoy conocemos: camiseta amarilla ("canarinha"), shorts azules y medias blancas con detalles verdes.

Este diseño, simple pero que ha pasado a la historia gloriosa de Brasil, debutó en 1954 y se consolidó como emblema de la selección.

La elección no fue casual: el amarillo y el verde evocaban la riqueza natural y cultural de Brasil, mientras que el azul y el blanco rendían homenaje a la bandera.

La camiseta blanca, aunque usada ocasionalmente como alternativa, nunca recuperó su protagonismo.

El cambio de uniforme coincidió con el ascenso de Brasil como potencia futbolística. En 1958, liderados por un joven , los brasileños ganaron su primer Mundial en Suecia, luciendo la "canarinha".

Este éxito, seguido por los títulos de 1962 y 1970, consagró el nuevo uniforme como símbolo de gloria. La camiseta amarilla se convirtió en un ícono global, asociada con el "jogo bonito", la creatividad y la alegría del futbol brasileño.

El Maracanazo, aunque doloroso, fue un catalizador para esta transformación. La camiseta blanca, hoy un recuerdo nostálgico, es exhibida en museos y ocasionalmente homenajeada en ediciones especiales, pero su legado permanece opacado por el brillo de la "canarinha".

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